En alguna ocasión, una amiga mía quiso construir un faro, pero no era un faro normal, ella quería tener un faro especial que serviría para señalar el rumbo a todo aquel que se sintiera perdido en el océano de las dudas, los temores, o la tristeza, y ella lo llamo “El Faro de los sueños”
Al principio pensé que solo estaba perdiendo el tiempo y que se estaba proponiendo hacer algo imposible cuando nos pidió a todos sus amigos que compartiéramos con ella nuestros deseos, nuestras metas, nuestros sueños y ella los fue acomodando de tal manera que muy pronto pude darme cuente que su faro empezaba a irradiar una luz especial, una luz brillante que tenía el color de la esperanza, con hermosos matices de alegría y buen humor.
Aprendí entonces que compartir los sueños es algo sumamente agradable que nos acerca a la felicidad, que provoca la solidaridad y que genera un ambiente sumamente positivo donde los sentimientos de amor, cariño y comprensión tienen cabida aun entre un grupo de personas que no se conocen.
Soñar no cuesta nada y si puede provocar cambios importantes en nuestro entorno.
>> Un sueño compartido puede ser el principio de una bella realidad que nos puede hacer felices a nosotros y hacer feliz a quienes nos rodean <<
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