Mi abuela era muy sabia. Nunca fue a la escuela, pero tuvo todo el tiempo del mundo para aprender y desarrollar toda su intuición, su sabiduría femenina a la cual le llamamos sentido común y que a casi todos los estudiosos les falta siempre.
Un día mi hermana mayor le preguntó:
--Abuelita, ¿Qué debo hacer para ser tan feliz como tú, cuando me case?
Mi abuela le contesto:
--Antes de casarte abre muy bien los ojos; y después, ciérralos un poco.
En todos estos años he leído muchos libros sobre la felicidad conyugal, y creo que éste es uno de los consejos más sabios.
Anónimo
fuente: poesiaselecta.com
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