lunes, 6 de abril de 2015

Finge ser y acabarás siendo



Blasie Pascal en su libro póstumo "Pensamientos" escribió una tesis revolucionaria: Los hábitos son muy difíciles de romper porque provienen de actos repetidos. Para cambiar de hábito es necesario forzarnos a la inducción de nuevos actos "haciendo como si"

Por ejemplo, para creer en Dios, aunque seas ateo, haz como si creyeras; no cuestiones, sólo haz lo que un creyente haría: Lee por las mañanas, lee los libros sagrados, asiste a reuniones de practicantes, actúa como creyente, y poco a poco la conducta inducida te hará cambiar de convicciones. Lo mismo sucede en sentido opuesto; el creyente, sólo necesita comportarse como si no creyera, para perder su fe.

¿La mona, aunque se vista de seda, mona se queda? Mentira. Motivada por la seda, la mona quizás actuará como si fuera dama y dejará de parecer mona.

Compórtate como si amaras a tus padres (¿Qué hace un hijo amoroso?) y terminarás amándolos más.

Dale a una persona del sexo opuesto un trato excesivamente amable y cuidadoso y llegarás a sentir cariño especial por ella.

Cuando un hombre y una mujer fingen quererse, tarde o temprano se querrán de verdad. Lo mismo ocurre en sentido opuesto. Hay parejas que tienen todo para amarse y ser felices pero se portan como si no se amaran: son indiferentes, usan palabras groseras o gritos al hablarse. Tarde o temprano terminaran detestándose.

De los actos nacen los sentimientos (no al revés). Las personas no podemos controlar lo que sentimos, pero sí lo que hacemos. Actuando de forma constructiva generaremos emociones constructivas. Actuando de forma destructiva generaremos sentimientos destructivos.

Pascal fue muy criticado por los intelectuales y filósofos del siglo XVII, pero la efectividad de su teoría ha sido comprobada. Haz como si... funciona en todos los aspectos de la vida.

¿No te gusta tu trabajo? Haz como si te gustara.

¡No te gusta el color de tu piel, tu estatura, tu complexión? Compórtate como si te fascinara.

Mira a Nick Vujicic; sin brazos ni piernas, pero sonriente y atractivo como el mejor de los galanes. En cambio observa a esos jóvenes acomplejados porque tienen un barro en la nariz; se ven mal porque en cuestión de imagen, la excelencia esta ligada a la seguridad. Una persona segura de sí misma es atractiva. Una persona insegura es fea. ¡Si alguien se comporta como si fuera seguro de sí mismo, aunque por dentro se esté muriendo de miedo, acabará irradiando seguridad y adquiriéndola!

A partir de ahora, haz como si lo atractivo de tu personalidad radicara en tu mirada, tus palabras, tu sonrisa, tus capacidades.

Lo más importante, para que te ames a ti mismo, haz como si te amaras, y entonces abrirás el verdadero camino para amar a los demás.

Del libro: El feo. De Carlos Cuauhtémoc Sánchez. Un hombre de grandes logros que ha recibido varios premios, entre los que se cuentan: El Premio Nacional de Literatura, el Premio Nacional de las Mentes Creativas y el Premio como Escritor del Año. Otras de sus publicaciones son: Un Grito Desesperado, Juventud en Éxtasis, La última oportunidad, Volar sobre el Pantano y La fuerza de Sheccid entre muchas más.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Que bueno que estas aquí, agradezco tu comentario.