martes, 4 de enero de 2011

Seamos amigos de la Felicidad

Tratar a la felicidad como a un buen amigo puede darnos muy buenos resultados.

Pensar en ella como alguien querido, como en un aliado, como alguien cercano y en quien podemos confiar, alguien que nos da gusto tener y recibir en casa, alguien a quien bendecimos por el solo hecho de existir, hará que se sienta cómoda con nosotros y decida visitarnos con mucha frecuencia o permanecer para siempre a nuestro lado.

Por ejemplo, si a una visita que llega a nuestra casa no la recibimos de la mejor manera, la tratamos con indiferencia y a lo mejor hasta la ignoramos ¿Qué pasa? Se ira y... ¡No volverá!

Pues así es todo en la vida, y nosotros tenemos el poder de acogerla con alegría, de hacer que se sienta tan a gusto  que no querrá marcharse jamás, preparar nuestro corazón como la casa donde recibiremos a la felicidad puede ser una buena estrategia para ser feliz.

Una forma de hacerlo puede ser haciendo limpieza y eliminando los sentimientos amargos o hábitos desagradables que solo ensucian nuestra existencia, y decorándolo con ideas y sentimientos positivos, con lecturas agradables, música armoniosa, sonrisas, cariño, muchos abrazos, buen humor y un ambiente saludable.

Recibamos a la felicidad como a una reina, por grande o pequeña que sea, invitémosla a quedarse y a crecer en nuestro corazón.

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