Recorriendo el ciber
espacio y curioseando por aquí y por allá me tope con esta frase de Eric
Butterworth…
“Alguien
que da constantemente es una persona incurablemente feliz, una persona segura,
una persona satisfecha, una persona próspera…”
Pienso que tiene
razón porque quien tiene la capacidad de dar, de compartir, de ceder algo de lo
propio es porque algo posee y eso ya es una bendición, que sin duda se
engrandece cuando con generosidad se practica el desprendimiento para
proporcionar a otros algún beneficio.
Y no me refiero solo
a cosas materiales. Es muy apreciado el tiempo, el esfuerzo, el afecto, la
confianza, y tantas y tantas cosas que no necesariamente pueden definir su
valor en función del dinero.
Dar a otros genera
una corriente positiva que inicia con el fortalecimiento de la autoestima y
luego fluye en el ambiente reproduciéndose como si fuera un eco en el interior
de quienes nos rodean, provocando que tarde o temprano regrese de la forma más
inesperada y a veces más rápido de lo que podemos imaginar.
Quien descubre la
maravillosa sensación que produce tener el poder de dar, inevitablemente se
vuelve un adicto a la felicidad que experimenta un corazón generoso.
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