Si tienes un
problema no te aísles, busca ayuda, pero nunca... Nunca pierdas la esperanza.
Hace algunas semanas
publique en este espacio una nota cuyo título es: "Cuando las Buenas Noticias Llegan",
en esa publicación al igual que lo he hecho en otras ocasiones, se afirma que
las buenas noticias son para celebrarse y que si esto se hace en compañía de
quienes nos quieren la felicidad
se multiplica.
Pues bien, ahora apunto que cuando se tiene algún problema que sentimos demasiado difícil, pesado, o al que no le encontramos solución, también es bueno compartirlo con las personas que nos quieren o con alguien de autoridad en el tema que pueda aconsejarnos, orientarnos o darnos una opinión calificada.
Hay un viejo refrán
que dice… "Si tus males quieres aumentar, no lo dejes de pregonar",
sin duda es un dicho popular que lleva mucho de cierto, no es conveniente andar
por todas partes contando lo que nos pasa, ni dar oído y credibilidad a todo lo
que nos dicen, aunque sea de buena fe. Sin embargo, tampoco es bueno aislarse,
recuerde que dos cabezas piensan más que una y que cuatro ojos definitivamente
ven mas que dos.
Aquí tienen una
pequeña historia enviada por una seguidora de este blog que leyendo la nota
comentada anteriormente desea compartirnos su enorme alegría de poder llamarse
mamá. La transcribo
textual porque me parece una carta linda y esperanzadora donde nos muestra como
fue que con el apoyo de la gente que la quiere y de los profesionales adecuados
pudo resolver su problema. Gracias por el envío mi estimada Caro.
Nunca pierdas la esperanza.
Después de varios intentos, mi vida parecía no tener sentido al pensar que no podría tener la dicha de abrazar a un pequeñin que me llamara mamá. Fue una situación muy triste y desoladora que me provoco problemas serios con mi pareja, mi familia y hasta con mis amigas de quienes me sentía envidiosa y disgustada porque ellas tenían lo que yo tanto anhelaba, hasta que un día…
Precisamente en una reunión de amigas, alguien me hablo de las Clinicas de reproduccion asistida y me dio la clave que resolvería mi problema.
Sin mucho optimismo acudí animada por mi esposo a la primer consulta donde nos dieron un panorama claro de nuestras posibilidades, iniciamos un tratamiento; no entraré en detalles para no hacer esta nota demasiado larga pero si les diré que durante todo el proceso los especialistas nos atendieron con un gran profesionalismo, a ellos, al apoyo decidido de mi pareja, a mi familia, a mis amigas queridas y especialmente por la gracia de Dios es que hoy puedo decirle al mundo que me siento inmensamente feliz y totalmente plena porque al fin, como lo soñé... ¡¡¡Soy mamá!!!
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