Blasie Pascal en su
libro póstumo "Pensamientos" escribió una tesis revolucionaria: Los hábitos son
muy difíciles de romper porque provienen de actos repetidos. Para cambiar de
hábito es necesario forzarnos a la inducción de nuevos actos "haciendo como
si"
Por ejemplo, para
creer en Dios, aunque seas ateo, haz como si creyeras; no cuestiones, sólo haz
lo que un creyente haría: Lee por las mañanas, lee los libros sagrados, asiste
a reuniones de practicantes, actúa como creyente, y poco a poco la conducta inducida
te hará cambiar de convicciones. Lo mismo sucede en sentido opuesto; el
creyente, sólo necesita comportarse como si no creyera, para perder su fe.
¿La mona, aunque se
vista de seda, mona se queda? Mentira. Motivada por la seda, la mona quizás
actuará como si fuera dama y dejará de parecer mona.
Compórtate como si
amaras a tus padres (¿Qué hace un hijo amoroso?) y terminarás amándolos más.
Dale a una persona
del sexo opuesto un trato excesivamente amable y cuidadoso y llegarás a sentir
cariño especial por ella.
Cuando un hombre y
una mujer fingen quererse, tarde o temprano se querrán de verdad. Lo mismo
ocurre en sentido opuesto. Hay parejas que tienen todo para amarse y ser
felices pero se portan como si no se amaran: son indiferentes, usan palabras
groseras o gritos al hablarse. Tarde o temprano terminaran detestándose.
De los actos nacen
los sentimientos (no al revés). Las personas no podemos controlar lo que
sentimos, pero sí lo que hacemos. Actuando de forma constructiva generaremos
emociones constructivas. Actuando de forma destructiva generaremos sentimientos
destructivos.
Pascal fue muy
criticado por los intelectuales y filósofos del siglo XVII, pero la efectividad
de su teoría ha sido comprobada. Haz como si... funciona en todos los aspectos
de la vida.
¿No te gusta tu
trabajo? Haz como si te gustara.
¡No te gusta el
color de tu piel, tu estatura, tu complexión? Compórtate como si te fascinara.
Mira a Nick Vujicic;
sin brazos ni piernas, pero sonriente y atractivo como el mejor de los galanes.
En cambio observa a esos jóvenes acomplejados porque tienen un barro en la
nariz; se ven mal porque en cuestión de imagen, la excelencia esta ligada a la
seguridad. Una persona segura de sí misma es atractiva. Una persona insegura es
fea. ¡Si alguien se comporta como si fuera seguro de sí mismo, aunque por
dentro se esté muriendo de miedo, acabará irradiando seguridad y adquiriéndola!
A partir de ahora,
haz como si lo atractivo de tu personalidad radicara en tu mirada, tus
palabras, tu sonrisa, tus capacidades.
Lo más importante,
para que te ames a ti mismo, haz como si te amaras, y entonces abrirás el
verdadero camino para amar a los demás.
Del libro: El feo. De Carlos Cuauhtémoc Sánchez. Un hombre de grandes logros que ha recibido varios premios, entre los que se cuentan: El Premio Nacional de Literatura, el Premio Nacional de las Mentes Creativas y el Premio como Escritor del Año. Otras de sus publicaciones son: Un Grito Desesperado, Juventud en Éxtasis, La última oportunidad, Volar sobre el Pantano y La fuerza de Sheccid entre muchas más.
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